Semana 23: la bascula de la felicidad

El vecino que hace tres años flipaba viendo correr a una mujer rellenita en ropa interior está volviendo a alucinar. Yo creo que de ésta le toca ir al especialista.

Embarazada de la cardelina me hice una foto cada semana, por entonces no tenía disparador remoto y me tocaba correr por la habitación semidesnuda, que las fotos de embarazada quedan bien con poca ropa, oiga. Yo me imaginaba que algún vecin@, mientras tendía la ropa, me veía montar mi escenario fotográfico e imaginaba su cara  de "no me lo creo" ante semejante despliegue de elegancia y ligereza.

Cuando estás embarazada de pocas semanas aún estas ligera y puedes permitirte el lujo de correr, pero según pasa el tiempo te sientes más torpe, más pesada y moverte a una velocidad normal entraña un esfuerzo titánico.

Dentro de poco seré tan ligera y grácil como un orangután, eso sí con una piel finísima y un pelo brillante, que algo bueno tiene que tener esto. No volveré a ver mis pies hasta dentro de cuatro meses, no me importa mucho porque nunca han sido bonitos, y aprovecharé para decirle al superhéroe que me corte las uñas, a ver si se despista y me da un masaje en los pies, que eso solo lo he visto yo en las películas. El pobre tacha los días del calendario esperando 

con ansia que llegue enero porque mi líbido se ha ido a hacer ejercicios espirituales y no volverá hasta.... Uf, no se, hasta dentro de mucho.

Mientras, esto sigue creciendo y yo prefiero pesarme en esta báscula, que es más agradecida que la que tiene el ginecólogo.

Y ahora me viene duda, ¿cómo pesarán a los orangutanes?.

Eva.